Carlos Domínguez. La escasez tiene de cabeza la vida del Venezolano. Escasea el agua, el azúcar, los repuestos de los vehículos, las divisas y hasta la luz. Y tal como asegurara algún día el popular técnico argentino Héctor "Bambino" Veira, para quién "el fútbol es un estado de ánimo", el deporte de las patadas no queda excento de la similitud con los problemas con los que se topa el venezolano: la escasez.

Escasez de juego. Escasez de espectáculo. Escasez de alternativas, de atractivos. Escasez de gusto por lo estético, por tratar bien a la pelota, por honrar al hincha en la grada. El fútbol venezolano, ese que domingo a domingo se practica a lo largo y ancho del territorio nacional casi de manera clandestina, atraviesa una coyuntura que denota la ausencia de un nivel de juego atractivo y efectivo para el aficionado.

La fantasía sólo es fantasía. La situación que se presenta no es nueva. Quizá desde que el fútbol se profesionalizó en Venezuela, el nivel de juego del torneo local ha estado por debajo de la competitividad y atractivos que ofrecen las tradicionales ligas y campeonatos del mundo. Analizar las causas que pudiera ser debate para una enciclopedia de 12 tomos, pero se puede demostrar que precisamente en este país no se camina hacia La Meca del Fútbol.
La escasez de un nivel de juego atractivo comienza por otra escasez que no es sólo de este país, sino mundial: la de jugadores técnicos y talentosos. Si bien el nivel de juego desarrollado por la Selección Nacional de sobras es conocido en cuanto a su progreso se refiere, los equipos criollos no reflejan ese avance. Son pocos los jugadores que aportan la chispa y magia en el torneo local, esa que se necesita para contagiar de buen fútbol al resto de sus compañeros.
La necesidad de un buen resultado por encima de una oferta visual atractiva ha afectado incluso el desarrollo de nuevos talentos. "Los futbolístas de antes juaban a mostrar todas sus virtudes y se divertían en la cancha. El de ahora juega más en el resultado más que en el espectáculo", asegura uno de los "magos" del balón, el ex-futbolísta Laureano Jaimes.
Coincide en ello el calificado periodista de fútbol Rafael Lastra Veracierto, quien se comiera las "duras" en un pasado no muy lejano. "Talentos siempre han habido, pero creo que los 80' y 90' salieron los últimos, los mas excelsoscon la pelota al pié, como William Méndez, Stalin Rivas y Félix Hernández. Había otros con muy buena técnica, Gaby Miranda, Gerson Díaz, Laureano Jaimes, Martín Tarazona, Rafael Castellín, pero es que ahora, primero con esa caterva de equipos sin merecimientos de estar en Primera División, y aún con preparadores físicos y mejor trato socioeconómico, no abundan".

Mas cantidad, menos Calidad. La famosa "expansión" en el número de equipos de Primera División llevada a cabo en 2007, ha quedado en evidencia como un de las medidas que han perjudiciado la práctica del buen fútbol en el país. Siendo más los equipos en Primera, son más los jugadores que deben disponer sus filas, lo que dispersa y aisla más a los mejores talentos. Cuando el campeonato era disputado por diez equipos, los mejores se concentraban sólo en ésos equipos, incrementando la competitividad entre los jugadores. Esa expansión también ha provocado la aparición de clubes "insostenibles" cuyo presupuesto nunca cubre las condiciones básicas para sobrevivir en primera, así como equipos de clandestinidad, los cuales no cuentan con afición ni nadie que le pueda identificar sus colores.
Para Rafael Lastra, la responsabilidad la tiene la FVF. "La Federación debe entender que un torneo local no puede tener 18 equipos en la categoría máxima, que las sanciones a las faltas de los equipos no pueden seguir siendo caprichosas o bufas y que, por ejemplo, la presencia semanal de la televisión abierta es vital para empujar el nivel de nuestro fútbol profesional", asegura.
Gradas vacías, actuaciones arbitrales polémicas, infracciones reiteradas, pocos goles, escasas jugadas de peligro, pocas filigranas, jugadores que simulan golpes y pierden desacaradamente tiempo, balones afuera, batallas entre pequeños grupos de "pseudo-hinchas", equipos que en su gran mayoría prefieren utilizar esquemas conservadores que permitan arañar puntos por encima de practicar bien fútbol, prensa "blanda" y no suficientemente crítica, son más y más elementos que denotan la crísis en el nivel de juego del campeonato local.
Además de todo esto, ¿hay algo más que ocasione este mal? El llamado "mercadeo", eso de "vender el producto", también es escaso, a pesar de esfuerzos como los realizados por el Caracas FC. Pero para Lastra Veracierto, no es cuestión de mercadeo solamente. "Tampoco sólo de buenas canchas. Es un asunto complejo que va desde directivos concientes, que inviertan en categorías menores y no paguen extranjeros que no hacen diferencia en la cancha, hasta el incentivo, 'el enamoramiento' de distintos sectores de la ciudad con eventos, con ciertos regalos u obsequios de entradas".

El final del túnel parece tener luz. Carlos Eduardo Hernández, técnico colombiano del Lara, insiste en que el nivel de juego se incrementaría en Venezuela si se jugaran campeonatos con finales, con partidos de ida y vuelta. "Eso hace más atractivo el campeonato y el nivel de los jugadores se incrementa cuando sienten la presión, el peso y la responsabilidad de superar una eliminatoria". Según él, el tema no pasa por carencia técnica y de calidad de los jugadores, sino en "lo monótono que se hace un campeonato dónde sólo 5 equipos luchan por arriba y tres por abajo, quedando el resto sin jugarse nada".
La Federación también tiene mucho que ver con ello. Reglas como la del juvenil en cancha han sido beneficiosas para equipos que cuentan con buenas canteras pero perjudicial para los que no. Equipos grandes como Táchira deben ajustarse a la presencia de un juvenil que descompensa el potencial del equipo. Pero en el Aragua, por ejemplo, el peso ofensivo lo lleva "Chuto" Lugo, un jugador de la Regla.
Soluciones existen. ¿Propuestas?: muchas, viables o no. Una de ellas pasa por sincerar la cantidad de equipos que hacen vida en el fútbol nacional, organizando de una buena vez una estructura seria de acuerdo con las realidades del país. Partiendo de ello y con una buena promoción del campeonato, los equipos se verán con la necesidad de ser más competitivos. Partiendo de ello y con la voluntad firme de mejorar todo, la calidad del campeonato lo hará más competitivo, incluso ante el continente.